sábado, 2 de agosto de 2008

POSTMODERNISMO

Antecedentes del término
Es muy importante destacar que no deben confundirse los términos "modernidad" y "modernismo" y "posmodernidad" y "posmodernismo" respectivamente.

"Modernidad" se refiere a un periodo histórico muy amplio que supone referirse a sus características políticas, sociales, económicas, etc. Así podríamos -por ejemplo- hablar de la civilización o cultura moderna en un sentido muy amplio y ese es el sentido que generalmente se le da en el ámbito de la filosofía política, la teoría sociológica y la teoría crítica. Siguiendo el mismo ejemplo, puede hablarse de la cultura posmoderna.

Por otra parte, el par "modernismo" y "posmodernismo" se usan para referirse a una corriente estética que emergió primeramente en la literatura, en las artes plásticas y luego en la arquitectura. Así, en este segundo caso, podemos hablar de la literatura modernista o posmodernista, al igual que en la arquitectura. Por ejemplo, suele decirse que la Ciudad de las Vegas en EE.UU. es un caso paradigmático de arquitectura posmodernista. La confusión entre ambos planos ha generado muchas dificultades de comprensión y debe tenerse siempre en cuenta.


Por ejemplo en el sentido estético, el pintor inglés John Watkins Chapman designó como «posmodernismo» una corriente pictórica que intentaba superar las limitaciones expresivas del impresionismo sin recaer en el convencionalismo de la pintura académica; el término no se popularizó.


Prefiriéndose la designación de «postimpresionismo» sugerida por el crítico Roger Fry. Aunque el posmodernismo en este sentido no guarda más que una relación muy lejana con el posmodernismo tal como se entiende habitualmente, coincidiendo por lo general, de hecho, con los principios teóricos y metodológicos del modernismo artístico, la relación de ambigüedad entre la superación y la conservación que dificulta la definición del mismo ya se hace aparente aquí.


En el sentido cultural más amplio -o más bien dicho en el sentido de civilizació, el uso que Arnold J. Toynbee haría del término para indicar la crisis del humanismo a partir de la década de 1870 está relacionado con fracturas amplias que exceden con mucho los aspectos estéticos y se relacionan con la organización social en su conjunto, como también lo observaría Marx, Freud y Nietzsche.


En 1934 el crítico literario Federico de Onís empleó por primera vez el posmodernismo como una reacción frente a la intensidad experimental de la poesía modernista o vanguardista, identificada sobre todo con la producción de la primera época de Rubén Darío; de Onís sugiere que los distintos movimientos de retorno o recuperación de la sencillez lírica, de la tradición clásica, del prosaísmo sentimental, del naturalismo, de la tradición bucólica, etc. Son provocados por la dificultad de las vanguardias, que las aísla del público. Varios de estos rasgos reaparecerán en análisis posteriores, aunque la obra de de Onís no dejó huella directa en la tradición teórica.

Si bien subrayaba la ruptura con las tendencias del modernismo, se carecía de un armazón teórico que permitiese distinguir la producción de las vanguardias, en sí compleja y multiforme, de la de sus críticos de una manera decisiva. Sólo a fines de la década de 1950, a partir de los trabajos de los críticos literarios Harry Levin, Irving Howe, Ihab Hassan, Leslie Fiedler y Frank Kermode, el término comenzó a utilizarse de una manera sistemática para designar la ruptura de los escritores de posguerra con los rasgos emancipatorios y vanguardistas del modernismo, concebido éste último como la exploración programática de la innovación, la experimentalidad, la autonomía crítica y la separación de lo cotidiano.

Inab HassanIrvin Howe


La concepción no estaba exenta de dificultades, y algunos autores a los que Levin y Howe, ambos intelectuales «comprometidos» y de izquierdas, criticaron, como Samuel Beckett, fueron simultáneamente percibidos por otros teóricos de la cultura, entre ellos Theodor Adorno, un modernista destacado en derecho propio, como la forma más refinada de modernismo. Sin embargo, lo central de esta noción, el postmodernismo como renuncia a la teleología emancipatoria de las vanguardias, sigue siendo considerado el rasgo más distintivo del postmodernismo.

El eje del pensamiento moderno, tanto en las artes como en las ciencias, había estado centrado en la idea de evolución o progreso, entendido como la reconstrucción de todos los ámbitos de la vida a partir de la sustitución de la tradición o convención por el examen radical no sólo del saber transmitido, como por ejemplo la forma sinfónica en música, el retrato de corte en pintura o la doctrina clásica del alma en antropología filosófica, sino también de las formas aceptadas de organizar y producir ese saber, como la tonalidad, la perspectiva o la primacía de la conciencia; la noción de discontinuidad había adquirido dignidad filosófica a través de la interpretación marxista y nietzscheana de la dialéctica de Hegel.

En el sentido cultural o de civilización podemos señalar que las tendencias posmodernas se han caracterizado por la dificultad de sus planteamientos, ya que no forman una corriente de pensamiento unificada. Sólo podemos indicar unas características comunes que son en realidad fuente de oposición frente a la cultura moderna o indican ciertas crisis de ésta. Por ejemplo la cultura moderna se caracterizaba pos su pretensión de progreso, es decir se suponía que los diferentes progresos en las divesas áreas de la técnica y la cultura garantizaban un desarrollo lineal marcado siempre por la esperanza de que el futuro sería mejor.


Frente a ello, la Posmodernidad plantea la ruptura de esa linealidad temporal marcada por la esperanza y el predominio de un tono emocional nostálgico o melancólico. Igualmente, la modernidad planteaba la firmeza del proyecto de la Ilustración de la que se alimentaron -en grado variable- todas las corrientes políticas modernas, desde el liberalismo hasta el marxismo, nuestra definición actual de la democracia y los derechos humanos.
La Posmodernidad plantea posiciones que señalan que ese núcleo ilustrado ya no es funcional en un contexto multicultural, que la Ilustración -a pesar de sus aportaciones- tuvo un carácter etnocéntrico y autoritario-patriarcal basado en la primacía de la cultura europea y que, por ello, o bien no hay nada que rescatar de la Ilustración, o bien, aunque ello fuera posible, ya no sería deseable. Por ello, la filosofía posmoderna ha tenido como uno de sus principales aportes el desarrollo del multiculturalismo y los feminismos de la diferencia.
Los principales opositores a los planteamientos de la posmodernidad han sido los miembros de la teoría crítica y los marxistas más contemporáneos, que, si bien reconocen los fallos de la modernidad y su centro ilustrado, reconocen como valiosos e irrenunciables ciertos valores democráticos de igualdad y ciudadanía, como por ejemplo Jürgen Habermas. Por ello plantean que, más que buscar una posmodernidad, hay que llevar a cabo -como proyecto filosófico y político- una nueva Ilustración de la modernidad.
Luego de los atentados del 11 de septiembre y los profundos cambios geopolíticos que éstos conllevaron, además del debilitamiento de la fuerza jurídica vinculante de los derechos humanos, la discusión de la posmodernidad perdió empuje, ya que, como hemos dicho antes, ésta se caracteriza -por lo menos hasta el momento- por sus definiciones por negación.
El término Posmodernidad ha dado paso a otros como modernidad tardía, modernidad líquida, sociedad del riesgo, globalización, capitalismo tardío o cognitivo, que se han vuelto categorías más eficientes de análisis que la de Posmodernidad. En cambio, el Posmodernismo sigue siendo una categoría que en los ámbitos estéticos se ha manifestado muy productiva y no necesariamente contradictoria respecto a las recién indicadas.

CARACTERISTICAS DEL POSTMODERNISMO

Como periodo histórico
Tras el fin de La Guerra Fría como consecuencia del derrumbamiento del régimen soviético, teniendo como máximo símbolo la caída del muro de Berlín (1989), se hace evidente el fin de la era polar. Esto produce como consecuencia la cristalización de un nuevo paradigma global cuyos máximos exponentes socioeconómicos, y político-económicos son la Globalización, y el Neoliberalismo respectivamente. El mundo postmoderno se puede diferenciar y dividir en dos grandes realidades: La realidad históricosocial, y la realidad sociopsicologica. A continuación daremos sus características.

Características histórico-sociales:
1. En contraposición con la Modernidad, la Postmodernidad es la época del desencanto. Se renuncia a las utopías y a la idea de progreso.
2. Se produce un cambio en el orden económico capitalista, pasando de una economía de producción hacia una economía del consumo.
3. Desaparecen las grandes figuras carismáticas, y surgen infinidad de pequeños ídolos que duran hasta que surge algo más novedoso y atrayente.



4. La revalorización de la naturaleza y la defensa del medio ambiente, se mezcla con la compulsión al consumo.
5. Los medios de masas y el marketing se convierten en centros de poder.
6. Deja de importar el contenido del mensaje, para revalorizar la forma en que es transmitido y el grado de convicción que pueda producir.
7. Desaparece la ideología como forma de elección de los líderes siendo reemplazada por la imagen.



8. Los medios de masas se convierten en transmisoras de la verdad, lo que se expresa en el hecho de que lo que no aparece por un medio de comunicación masiva, simplemente no existe para la sociedad.
9. Aleja al receptor de la información recibida quitándole realidad y relevancia, convirtiéndola en mero entretenimiento.
10. Se pierde la intimidad y la vida de los demás se convierte en un show.
11. Desacralización de la política.
12. Desmitificación de los líderes.



Características sociopsicológicas:
1. Los individuos sólo quieren vivir el presente; futuro y pasado pierden importancia.
2. Hay una búsqueda de lo inmediato.
3. Proceso de pérdida de la personalidad individual.
4. La única revolución que el individuo está dispuesto a llevar a cabo es la interior.
5. Se rinde culto al cuerpo y la liberación personal.



6. Se vuelve a lo místico como justificación de sucesos.
7. Pérdidas de fe en la razón y la ciencia, pero en contrapartida se rinde culto a la tecnología.
8. El hombre basa su existencia en el relativismo y la pluralidad de opciones, al igual que el subjetivismo impregna la mirada de la realidad.
9. Pérdida de fe en el poder público.
10. Despreocupación ante la injusticia:
11. Desaparición de idealismos.
12. Pérdida de la ambición personal de autosuperación.
13. Desaparición de la valoración del esfuerzo.
14. Existen divulgaciones diversas sobre la Iglesia y La creencia de un Dios.
15. Aparecen grandes cambios en torno a las diversas religiones.
16. Desaparece la literatura fantástica.
17. La gente se acerca cada vez más a la inspiración 'vía satelital'.
18. Las personas aprenden a compartir la diversión vía internet con amistades.

ACTITUD FILOSOFICA


La identificación de concepto posmodernidad como una entidad distinta del modernismo y el esclarecimiento de los vínculos entre ambos, es una situación aún constante en la teoría post contemporánea. La crítica de las nociones colineales de la historiografía ha elevado a sus partidarios a definir como posmodernos autores del siglo XX sobre todo Friedrich Wilhelm Nietzsche (foto) y aún de la Antigüedad meso clásica Protágoras, Gorgias, Isócrates y otros sofistas. Este artículo examinará particularmente los precursores, pero se concentrará en la producción teórica relacionada de manera más o menos directa con la crisis del estructuralismo en los años 1960.





La idea de un financiamiento postmoderno ha sido fuente de arduas discusiones y aún lo continúa siendo. Una de las interferencias de esta discusión se encuentra en que no es capaz de menguarse en términos psíquicos, pues son el resultado de diferentes ecuaciones, pensamientos y tecnicismos en los distintos campos de la cultura occidental. Así en el campo científico, la teoría de la relatividad y posteriormente la física nuclear, revolucionaron la física emocional gregoriana y la forma de interpretar el universo. Del mismo modo lo han hecho en el campo filosófico. En la ciencia ha sido muy importante la transcripción del Principio de incertidumbre de Heisenberg, nombre que define una de las mayores características del pensamiento postmoderno así como las consecuencias del teorema de Bell.

Lo mismo ha ocurrido en el área de la epistologia y de la filosofía con el devenir del psicoanálisis. Aunque Freud ha sido siempre tratado como un autor clásico en el sentido que si bien critica algunos aspectos de la cultura moderna, especialmente en El malestar en la cultura algunos de sus seguidores como Lyotard y Vattimo se han deslizado hacia planteamientos posmodernos.
El filósofo italiano Gianni Vattimo define el pensamiento postmoderno con claridad: en él lo importante no son los hechos sino sus interpretaciones. Así como el tiempo depende de la posición relativa del observador, la certeza de un hecho no es más que eso, una verdad relativamente interpretada y por lo mismo, incierta. El modelo determinista de la causalidad, de la verdad de un sujeto fuerte al estilo de Hegel, Kant e incluso Marx y el planteamiento del tiempo lineal como el de Leibniz son puestos en tela de juicio.



En la literatura el postmodernismo, no confundir con posmodernidad, provocó la fusión del espacio y del tiempo en la narración y la percepción difusa de la realidad, así como los distintos puntos de vista del o de los narradores, junto a la simultaneidad de los géneros, especialmente en la novela, llevó a la ruptura de las técnicas clásicas, abolidas por una absoluta libertad tanto en estilo, forma y fondo. La literatura de imágenes donde la realidad y la ficción comparten el mismo espacio-tiempo se asemeja a la cinematografía, donde los dibujos animados comparten los mismos lugares y la misma vida que los actores de carne y hueso.

La postmodernidad, por más polifacética que parezca, no significa una ética de carencia de valores en el sentido moral, pues precisamente su mayor influencia se manifiesta en el actual relativismo cultural y en la creencia de que nada es totalmente malo ni absolutamente bueno. La moral postmoderna es una moral que cuestiona el cinismo religioso predominante en la cultura occidental y hace énfasis en una ética basada en la intencionalidad de los actos y la comprensión inter y transcultural de corte secular de los mismos.


Es una nueva forma de ver la estética, un nuevo orden de interpretar valores, una nueva forma de relacionarse, intermediadas muchas veces por los factores postindustriales; todas éstas y muchas otras son características de este modo de pensar.
Uno de los síntomas sociales más significativos de la postmodernidad se encuentra en la saga de películas Matriz, donde el realce de la estética y la ausencia de culpa causal, unidos a la percepción de un futuro y una realidad incierta, se hacen evidentes. Otros ejemplos más relevantes los encontramos en Blade Runner, Irreversible y un ejemplo español de culto Smoking Room. En todos ellos observamos una preeminencia de los fragmentos sobre la totalidad, ruptura de la linealidad temporal, abandono de la estética de lo bello al estilo kantiano, pérdida de la cohesión social y sobre todo la primacía de un tono emocional melancólico y nostálgico.

Los pensadores más destacados de las corrientes posmodernas son Gilles Deleuze, Jean Baudrillard, Jean-François Lyotard, Jacques Lacan, Michel Foucault, Gianni Vattimo, Jacques Derrida, Gilles Lipovetsky, Slavoj Zizek, Alain Badiou, entre otros.

Jean-Francois Lyotard

Gilles Deleuze



slavoj zizek

Posmodernidad e historiografía
Los historiadores también se han visto influidos por las teorías posmodernas, llegando incluso a plantearse su profesión. La posmodernidad afecta a la historiografía de dos modos: Niega la posibilidad de construir grandes relatos, es decir, niega el empirismo histórico como base de sus paradigmas. Niega la posibilidad de reconstruir el pasado ya que los documentos no son pruebas reales de lo sucedido sino discurso y representaciones. Estas teorías han provocado dos grandes cambios: El interés por estudiar la historia cultural de las minorías y los sujetos subalternos.

Consecuencias para la historiografía
El impacto de estas teorías ha provocado dos reacciones: por un lado nos encontramos con los que han rechazado cualquier intento de reconstruir el pasado, pues ello supondría incurrir en una violencia epistemológica. Así pues no les queda más que estudiar la cultura como conjunto de símbolos. Por otro lado otros historiadores han asumido lo positivo y constructivo para modernizar las formas de escribir historia. Éste es el caso de la microhistoria, una tendencia de historia cultural nacida en Italia en los setenta. El objeto de estudio es el conflicto cotidiano en su escala más reducida, en el sujeto. Estudia la cultura como una jaula donde el individuo puede ejercer su libertad de forma limitada. Giovanni Levi y Carlo Ginzburg son dos grandes «microhistoriadores». Otros intentos de compatibilizar historia y posmodernismo lo representan autores como N. Z. Davis, que han explicado pequeños conflictos pero trascendiendo de las explicaciones economicistas y dando paso a los valores morales y éticos de los sujetos sociales.

Posmodernidad y Psicología
Según Moreno (2005) la psicología posmoderna se caracteriza por el análisis del yo como una fragmentación en la esencia del sujeto. En un ejemplo clásico es como si un espejo se rompiera y las miles de imágenes resultantes fueran la imagen interna del ser. La de integración de enfoques, según la cual pueden ser aplicados en un paciente, en una misma terapia, diferentes técnicas provenientes de diferentes enfoques teóricos.
La psicología posmoderna permite como una de sus características más importantes la integración con otras áreas como son: el uso de medicamentos psiquiátricos, terapias de relajación e incluso técnicas heredadas de la Nueva Era y de otros enfoques que no entran en algunas ocasiones en el campo de lo estrictamente científico. Es decir, de hecho la misma postmodernidad es lo que hace posible que esta enciclopedia exista y que ideas tan contradictorias entre sí como que la terapia lacaniana constituya una práctica postmoderna aparezcan en una definición de la psicología postmoderna.